La nueva migración en Europa: primeros costos de la guerra en Ucrania

La nueva migración en Europa: primeros costos de la guerra en Ucrania

El Dr. Javier Urbano detalla que la cantidad de desplazados por el conflicto ya rebasa el millón de personas.

La Unión Europea (UE) acaba de anunciar una acción sin un precedente en los últimos años. Junto con Estados Unidos, han anunciado la instrumentalización del estatus de protección temporal en favor de la población ucraniana desplazada por la invasión de Rusia. En una decisión que en realidad va a contracorriente de las prácticas que han caracterizado sus políticas migratorias por lo menos en las últimas dos décadas.

La cantidad de desplazados derivada del conflicto ya rebasa el millón de personas. La mayor carga de esta población la está soportando Polonia, quizá la frontera menos compleja para el traslado, en donde se acumulan hasta el noveno día del conflicto más de medio millón de personas; seguido de Hungría, a donde han llegado poco menos de 150 mil personas; Moldavia, con menos de 100 mil; Eslovaquia, con casi 80 mil; y Rumania, con 50 mil, aproximadamente.

La figura de protección temporal tiene como precedente las acciones operadas por la Europa comunitaria en 2001, en respuesta a los desplazamientos masivos de personas originados por la guerra de Los Balcanes, quienes necesitaban protección inmediata, por su grado de vulnerabilidad y por su masividad. En el caso de la directiva que se acordó recientemente, se aplicará a ciudadanos ucranianos que hayan llegado desde el 24 de febrero, operará por un año y se podrá extender hasta tres.

Entre los beneficios otorgados a esta población, se les dará un permiso de residencia, acceso al mercado laboral, vivienda, asistencia médica y social. Se contemplan escenarios de reubicación en el caso de acumulación de poblaciones, situación que se vincula con los denominados Compromisos de Dublín, que son criterios precisamente de distribución de solicitantes de refugio.

Visto que hasta el momento hay una casi unánime solidaridad en los 27 países que integran la UE de atender a estas poblaciones, tal estrategia de reubicación no sería aterrizada por el momento, pero es claro que la solidaridad tiene fecha de caducidad, de tal forma que el escenario es más que factible en un mediano plazo.

Hemos dicho: la solidaridad comunitaria es sólida por la coyuntura, por la insostenible narrativa rusa de las razones de la invasión, y por el encono histórico de los 27 con un Vladimir Putin nostálgico, acomplejado y por ello empecinado en recuperar mucho del peso que la exURSS perdió en el periodo 1989-1992.

Ciertamente las acciones de solidaridad con la población ucraniana son loables, éticamente incuestionables, pero con una vida posiblemente breve por varias razones:

1.- El tiempo y la cantidad de personas que llegan y llegarán en los siguientes meses, lo que va a retar a un sistema migratorio comunitario débil y con serios problemas de armonización.

2.- El peso que pueda cargar algún país de la UE y que genere reclamos por una distribución desequilibrada de migrantes en detrimento de los países fronterizos, por ejemplo, Polonia, pero en especial Rumania, país que ha mostrado durante años gran antipatía con las migraciones que pasan por sus fronteras.

3.- La propia caducidad de la solidaridad social de los europeos comunitarios, que verán durante meses e incluso años, el arribo de poblaciones ucranianas, lo que podría generar tensiones, especialmente si su bienestar social no se sostiene.

4.- Que este bienestar inestable de los europeos comunitarios se constituya en una veta de los partidos políticos de extrema derecha, quienes buscarían fortalecer sus bases de apoyo identificando como el nuevo blanco de su cruzada a las poblaciones ucranianas inmigradas.

La Europa comunitaria tiene una nueva oportunidad de repensar su política migratoria. El tratado de Ámsterdam prometió una política migratoria para 2004 y 18 años después sigue sin consolidarse. Esta debilidad es la que puede generar costos indeseables a pesar de sus promesas de solidaridad con las poblaciones ucranianas.

Javier Urbano Reyes, profesor e investigador en el Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, académico de la Maestría en Estudios sobre Migración. javier.urbano@ibero.mx

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