El Mtro. José Luis Vásquez subraya que hoy vivimos en un México en semáforo naranja, con incrementos diarios de contagios y decesos
El primer aviso de que algo grande pasaba en México y que nos tomaría totalmente desprevenidos llegó el 17 de marzo; fecha en la que los alumnos de las universidades del país no regresaron a las aulas después del descanso anticipado por la celebración del natalicio de Benito Juárez. Todavía para la siguiente semana del 23 al 27 de marzo muchas personas seguimos trabajando de manera presencial pero, para el siguiente lunes, 30 de marzo, un número importante de personas ya no regresamos a trabajar a oficinas y al día de hoy muchas y muchos seguimos trabajando desde casa.
Esto ha tenido un impacto significativo en diversos negocios de los distintos sectores económicos de nuestro país, viéndose primordialmente afectados los establecimientos comerciales unifamiliares de cualquier índole; el sector informal por supuesto y, sin duda, los sectores orientados a la movilidad de personas como el automotriz, servicios de transporte aéreo y terrestre, servicios hoteleros y turísticos, el sector restaurantero e incluso, la industria de la construcción y bienes raíces, la cual no se ha recuperado del todo dela burbuja inmobiliaria del 2013 y que hoy es también golpeada por la pandemia.
Para poder desarrollar sus actividades, las empresas necesitan dinero líquido, el cual obtienen por medio de los flujos de entrada –representados primordialmente por los ingresos por ventas- y que utilizan para cubrir todas las erogaciones necesarias, o flujos de salida, para solventar sus operaciones ordinarias, las cuales incluyen el costo de sus materias primas, mercancía, mano de obra, los servicios con los que opera la organización y el pago de todos los gastos administrativos y de venta necesarios.
Comúnmente, conforme las organizaciones crecen en el mercado y se desarrollan, no logran soportar al mismo tiempo las necesidades de efectivo para operar y las necesarias para crecer, por lo que muchas de ellas, inclusive las pequeñas, recurren a financiamientos para solventar este requerimiento adicional de flujo y, las más grandes o avanzadas, recurren también a la emisión de acciones en los mercados bursátiles con el objeto de obtener recursos suficientes para financiar sus operaciones.
Dejando un poco de lado la parte bursátil, el empresario debe considerar que al adquirir una deuda para financiar su operación, adquiere además una carga adicional para su flujo de efectivo que está representada por la porción de capital y de interés que deberá cubrir cada mes para solventar el financiamiento, lo cual incrementa la presión sobre la estabilidad financiera de la organización.
Por supuesto, suponemos que una inversión deberá permitirle a la empresa generar el dinero suficiente para poder pagar el crédito con la carga de intereses correspondiente pero, si las proyecciones no son correctas o el mercado no se comporta adecuadamente, la empresa puede comenzar a alargar sus periodos de pagos o a no pagar completo a sus proveedores.
Este es el primer síntoma de que las cosas con las finanzas de la organización no van bien ya que, el flujo de efectivo generado por la empresa no es suficiente para pagar su operación y tampoco es suficiente para cubrir con las obligaciones adquiridas.
Para medir esta situación, la empresa determina el promedio de días que toma para cubrir sus cuentas por pagar en relación a sus cuentas por cobrar y al movimiento de sus inventarios, definiendo la duración de su ciclo financiero completo, el cual proviene de la diferencia de restar los días de cuentas por pagar a la suma de los días de cuentas por cobrar y de inventarios. Esto podría darnos posiciones tan dispares como las siguientes:
Empresas de tecnología:
- Cuentas por cobrar 30 días
- Inventarios 45 días
- Cuentas por pagar 25 días
- Ciclo (30+45-25) = 50 días
Retail (autoservicio):
- Cuentas por cobrar 2 días
- Inventarios 4 días
- Cuentas por pagar 65 días
- Ciclo (2+4-65) = (59)
Como podemos ver, mientras una empresa tarda 50 días en generar efectivo, otra, como el Retail, tiene 59 días de holgura antes de tener que cubrir sus obligaciones.
Adicional a esto, las empresas confirman la relación de endeudamiento que presentan comparando el valor total de sus deudas de corto y largo plazo (Pasivo total) contra el valor de su capital contable (Inversión de los socios + los resultados acumulados de la empresa). Esta razón se conoce como apalancamiento financiero, y se basa precisamente en la capacidad que tiene la empresa para poder mover su operación basada en el endeudamiento –representado por el apalancamiento- y apoyado en el capital aportado y ganado por la empresa. Aunque existen diferentes teorías a este respecto, la realidad es que la empresa debe analizar con mucho cuidado la forma en la que se endeuda ya que, se supone que el endeudamiento debería, en un futuro cercano, representar crecimiento para la organización, salvo que no se cuente con la capacidad operativa necesaria para que el negocio genere el dinero necesario.
Todos los factores descritos nos permiten identificar elementos de alto riesgo para las organizaciones que podemos definir a continuación:
- Periodos de pago más cortos en relación a las fechas de cobro.
- Inversiones no redituables por no poder colocar productos en el mercado para su venta.
- Maquinaria parada o capacidad instalada no utilizada para producir.
- Baja generación de efectivo que lleva a la empresa a buscar dinero adicional a través de endeudamiento para pagar su operación.
- Deuda adquirida para pagar operación ordinaria y no para inversión en crecimiento.
- Atrasos en pagos o incapacidad para pagar facturas o vencimientos completos.
Elementos como los anteriores están presentes hoy día en organizaciones tan importantes en nuestros mercados como Interjet –la cual estaba en quiebra técnica antes de iniciar la pandemia- y cuya situación se ha recrudecido por la imposibilidad que tiene la gente para viajar por efecto de la pandemia y que ha provocado que sus deudas corrientes crezcan e incluso, que le hayan retirado ya aeronaves que estaban en arrendamiento por su incapacidad de pago.
Aeroméxico se declaró en quiebra en Estados Unidos por situaciones similares y busca que un juez de quiebras les permita acogerse a un capítulo legal en EUA conocido como capítulo 11 y que les permitirá negociar reestructuras y continuar operando con una importante disminución en sus operaciones, buscando con ellos finanzas más sanas y una operación que, en cierto tiempo, les permita recuperarse; ¿Quién es el causante? Nuevamente la culpa la tiene el COVID 19.
Famsa también se declaró en quiebra en Estados Unidos… la causa, la enorme cartera vencida acumulada durante este periodo debido a que sus clientes; o no tiene ingresos, o han sido despedidos, o han visto disminuido el dinero que reciben cada mes y están imposibilitados para pagar.
Algunos, dentro de este panorama buscan consolidar sus posiciones después de que en 2019 salieron de compras, tal es el caso de CMR (Corporación Mexicana de Restaurantes), quienes adquirieron grupo DASI, agregando a su cartea de negocios a Sushi Itto y Novalimentos, así como las marcas Itto, Almar y Yukai; las cuales han sido fuertemente golpeadas por la incapacidad para realizar importaciones de productos de oriente y por estar completamente involucrados en el sector restaurantero. CMR buscaba con esto un crecimiento de más del 35% ya que grupo DASI factura en un año aproximadamente el 50% de los ingresos reportados por CMR, aunque ahora el futuro de esta decisión no se presenta de forma clara.
Cuando hablamos de quiebras automáticamente pensamos en grandes empresas, pero, escenarios como los descritos en cuanto a flujos de efectivo, entrada y salida de dinero, atrasos en cobros y pagos son una generalidad en diversos sectores de nuestro país. Los microempresarios están sujetos a la reactivación de la economía a partir de que la gente pueda volver a moverse, a viajar, a entrar a establecimiento comerciales, a hospedarse en hoteles, a realizar actividades recreativas, a asistir a espectáculos,; la gente está ávida de ello pero, ¿Estamos cerca de lograrlo?. La realidad económica ha sido cruel y no parece tener un freno cercano.
Hoy vivimos en un México en semáforo naranja, con incrementos diarios de contagios y decesos, con países como China, Alemania y España con retrocesos en el regreso a la nueva normalidad, con laboratorios e investigadores avanzando hacia una vacuna…. Al parecer es cuestión de tiempo pero, la pregunta es ¿Cuánto más podremos esperar?
El Mtro. José Luis Vásquez Costa es coordinador de la Licenciatura en Contaduría y Gestión Empresarial de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México